Si estás aquí es que intuyes, o incluso ya has descubierto, que los nervios, el miedo escénico, o la mentalidad de alto rendimiento, no se consigue con frases bonitas ni estudiando 23 horas al día.

Y si te pasa lo que a la mayoría de los músicos que han trabajado conmigo, entonces puede que estés dudando si trabajar la mentalidad también es para ti.

Puede que estés pensando:

“Seguro que a ellos les funcionó porque eran más capaces que yo.”

O esa otra voz que te susurra:

“Es que yo estoy demasiado roto para cambiar.”

O incluso esa de

"Yo esto me lo trabajo y lo supero yo solo".

Y sí, yo también la conozco. Yo también la tuve.

Precisamente por eso aquí no vas a leer historias de superhéroes.

Vas a leer historias de músicos como tú.

Su valor no fue el tener una mentalidad de hierro, ni ser unos blandengues.

Su mérito es que fueron a por lo que necesitaban. E hicieron el cambio.

No porque fueran más valientes.
Sino porque decidieron dejar de pelearse con los nervios...
y empezar a eliminarlos.

Así que no leas estos testimonios como si fueran cuentos felices.
Léelos como señales de que sí, es posible.

Y si al terminar sientes una punzadita aquí dentro, como una vocecita que te dice:
“Yo también quiero eso”…

Entonces quizá es hora de que te atrevas a dar el segundo paso.
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